viernes, 19 de febrero de 2010

7 - El cine en los años 60

La creciente importancia de la televisión había llevado a los estudios de Hollywood a experimentar con diversas modalidades de pantalla ancha para combatir el nuevo medio, pero la naturaleza de las películas no había cambiado significativamente. A comienzos de los 60, Doris Day seguia siendo la novia de América. Pero a finales de la década la estrella de la Day se había eclipsado casi del todo, viéndose ensombrecida por el nuevo estilo de películas ejemplificado por Buscando mi destino ( Easy Raider ) y Grupo salvaje ( The Wild Bunch, ambas de 1969 ). Uno de los elementos que más contribuyó a acelerar el inevitable cambio en " la fábrica de sueños " fue la muerte o el retiro de numerosas figuras clave de la era dorada de la industria cinematográfica americana. Sam Goldwyn había dejado de producir películas; y la MGM, empezó a declinar a finales de los 60; la Universal se centró en la televisión y en la industria turística, mientras que la Paramount buscó refugio en los brazos del grupo de compañías Gulf and Western; por su lado la Warner Bros. se vio absorbida por el grupo Kinney. La United Artist, que había comenzado a existir como consecuencia del intento de cuatro cineastas independientes de liberarse de las interferencias de los grandes estudios, paradójicamente se salvó sólo gracias a la proteccioón de la Transamérica Corporation. Si hubo una película de los años 60 que simbolizó el fin del viejo Hollywood fue Cleopatra (1963), cuyos costos ascendieron finalmente a 40 millones de dólares. Cleopatra fue un glorioso canto de cisne del viejo Hollywood, al igual que su estrella, Elizabeth Taylor, fue uno de los últimos grandes mitos fabricados por los grandes estudios. Tras el relativo fracaso de Cleopatra, los enormes rendimientos en taquilla de títulos tales como Bonnie y Clyde y El graduado, ambas de 1967, confirmaron a la industria americana del cine que los triunfos estaban cambiando de manera irreversible. Tanto Bonnie y Clyde como El graduado eran obra de actores y directores formados más en el mundo del teatro de Nueva York que en el cine de Hollywood.

En la década de los 60, los profesionales de la televisión fueron reemplazando poco a poco a los de Broadway o a los formados en los grandes estudios como nueva cancha de guionistas y directores de talento para Hollywood. Esto no quiere decir que los talentos autóctonos de Hollywood desaparecieran en la década de los 60. Pero apenas surgieron nombres nuevos. En la década de los 60 también comenzaron a desaparecer los musicales cinematográficos en la tradición de Sombrero de copa (1935) y Cantando bajo la lluvia (1952). Los pocos musicales que se rodaron durante este período fueron por lo general adaptaciones de obras que habían tenido previamente éxito en Broadway. La figura cinematográfica clave de la época fue probablemente James Bond. Los costes de las películas de la serie se hicieron cada vez mayores; también se alejaron cada vez más de las novelas originales. Su éxito dio lugar a toda una serie de imitaciones. Este éxito hizo que en el género de espionaje se pusiera más énfasis en la evasión que en el realismo. A finales de los 60 estaba ya claro que las películas más taquilleras eran las que atraían a los espectadores jóvenes. En el año 1969 se produjo la aparición de toda una serie de películas que demostraban la fuerza de esta nueva tendencia. Buscando mi destino, consiguió enormes beneficios. Grupo salvaje parecía sugerir que la violencia, artísticamente mostrada, podía tener también éxito comercial, y Dos hombres y un destino ( Buch Cassidy ant the Sundance Kid, 1969 ) confirmó la sospecha de que, aunque los jóvenes podían despreciar los viejos mitos, necesitaban urgentemente otros nuevos.

La Música en el Cine en los Años 20

Como en ninguna década anterior, la de 1920, evidenció la presencia de una cultura de masas. En esos años, la cultura popular fue conmovida intensamente por lo sistemas de producción en cadena, los nuevos medios de comunicación y un consumo cada vez mayor.

No solo fue afectada la cultura popular sino, simultáneamente, la alta cultura y la marginal.

Millones las personas que pudieron, entonces, acceder a la música y la literatura, aunque éstas le llegaran en formato vulgar, simplificadas, a través de la radio, de la prensa masiva y del cine.

Tanto ricos como pobres, patrones y empleados, ocupaban miles de salas cinematográficas, cada vez más espaciosas, para fascinarse con artistas que, desde la pantalla, aparecían con faldas arriba de sus rodillas, e, incluso, con un cigarrillo en la mano.

En los EE.UU., personas de todas las clases sociales concurrían a los bares nocturnos de las principales ciudades a escuchar jazz, la nueva música, identificada con la rebeldía hacia la música tradicional y burguesa, e interpretada por artistas de color, que, como Luis Armstrong, alcanzaron niveles de popularidad desconocidos.

El béisbol, el básquet, el boxeo y el fútbol, tanto en los EE.UU., los tres primeros, como en Europa, los dos últimos, se convirtieron en deportes multitudinarios, que movilizaban a cientos de miles de espectadores.

La cultura de masas ofrecía la ilusión de la inclusión, es decir, permitía –y permite- que cualquier individuo, aun los más desfavorecidos económica y socialmente, puedan, aunque más no sea por unos instantes, sentirse partícipes de un evento colectivo, o de un sueño imposible.
El cine creció al conjuro de la cultura de masas, fue influido y potenciado por ésta, y, a su vez, contribuyó a consolidarla, convirtiéndose en una sus soportes más potentes y gravitantes.

La musica en el cine en los años 20

LA MUSICA EN EL CINE EN LOS AÑOS 20

Como en ninguna década anterior, la de 1920, evidenció la presencia de una cultura de masas. En esos años, la cultura popular fue conmovida intensamente por lo sistemas de producción en cadena, los nuevos medios de comunicación y un consumo cada vez mayor.
No solo fue afectada la cultura popular sino, simultáneamente, la alta cultura y la marginal.
Millones las personas que pudieron, entonces, acceder a la música y la literatura, aunque éstas le llegaran en formato vulgar, simplificadas, a través de la radio, de la prensa masiva y del cine.
Tanto ricos como pobres, patrones y empleados, ocupaban miles de salas cinematográficas, cada vez más espaciosas, para fascinarse con artistas que, desde la pantalla, aparecían con faldas arriba de sus rodillas, e, incluso, con un cigarrillo en la mano.
En los EE.UU., personas de todas las clases sociales concurrían a los bares nocturnos de las principales ciudades a escuchar jazz, la nueva música, identificada con la rebeldía hacia la música tradicional y burguesa, e interpretada por artistas de color, que, como Luis Armstrong, alcanzaron niveles de popularidad desconocidos.
El béisbol, el básquet, el boxeo y el fútbol, tanto en los EE.UU., los tres primeros, como en Europa, los dos últimos, se convirtieron en deportes multitudinarios, que movilizaban a cientos de miles de espectadores.
La cultura de masas ofrecía la ilusión de la inclusión, es decir, permitía –y permite- que cualquier individuo, aun los más desfavorecidos económica y socialmente, puedan, aunque más no sea por unos instantes, sentirse partícipes de un evento colectivo, o de un sueño imposible.
El cine creció al conjuro de la cultura de masas, fue influido y potenciado por ésta, y, a su vez, contribuyó a consolidarla, convirtiéndose en una sus soportes más potentes y gravitantes.




















6 - Cine en los años 30 y 40

Durante los años 30, 40,destacan los géneros con letras del triste destino, de amores desgraciados, incomprendidos, desgarrados, que permiten bailar agarrados, y susurrar las penas al amado.

De todas las formas subculturales es la canción la que mejor abastece hoy la necesidad subcultural de las masas: es un comunicado rítmico interpretado por un personaje susceptible de convertirse en imagen-símbolo. La canción es un medio de comunicación prácticamente audiovisual, puesto que rara vez una canción se desliga de su intérprete.
La canción ha cumplido históricamente un papel estrechamente relacionado con el erotismo, debido a su condicionante fundamental: la danza. Ha jugado un papel fundamental en el nacimiento de todas las lenguas literarias y de todos los géneros. Aunque sea una simplificación excesiva, podríamos decir que de la canción lírica nace la poesía, del romance y la canción de gesta la novela, y de determinado tipo de canciones argumentales y dramáticas, el teatro.

Jhon Wiliams:
Nació el 8 de febrero de 1932, siendo el primero de cuatro hijos de Esther y John Williams. Su padre fue un percusionista de jazz que tocó con el legendario quinteto de Raymon Scott. En 1948, la familia Williams se mudó a Los Ángeles; allí, John Williams asistió a la escuela secundaria North Hollywood High School, graduándose en 1950. Luego se trasladó a la Universidad de California, donde estudió piano y composición, y tomó clases particulares con el compositor Mario Castelnuovo-Tedesco y con el pianista-arreglista Bobby Van Eps. En 1952, fue reclutado para la Fuerza aérea de los Estados Unidos, donde arregló y dirigió música para la banda de la fuerza aérea, como parte de sus deberes.
Cuando su servicio militar terminó en 1955, Williams se trasladó a la ciudad de Nueva York y entró en la Academia Juilliard, donde estudió piano con Rosina Lhévinne. En aquel período trabajó como pianista de jazz en varios estudios y clubes de Nueva York. También tocó para el compositor Henry Mancini en las bandas sonoras de Peter Gunn (1959), Días de vino y rosas (1962) y Charade (1963). A principios de la década de 1950 trabajó como arreglista y líder de banda para Frankie Laine y Vic Damone. En 1960 fue contratado por Columbia Records como pianista y compositor, realizando numerosos álbumes junto al compositor de origen alemán André Previn.
Williams estuvo casado con la actriz Barbara Ruick desde 1956 hasta la muerte de ella por hemorragia intracerebral, el 3 de marzo de 1974. Juntos, tuvieron tres hijos: Joseph Williams (cantante y compositor), Mark Towner Williams (percusionista) y Jennifer Williams (doctora). Se casó por segunda vez el 21 de julio de 1980 con Samantha Winslow, su actual esposa, con quien vive en la ciudad de Boston. Mantiene una estrecha amistad con los músicos Itzhak Perlman, Yo Yo Ma y Seiji Ozawa; incluso les ha dedicado algunas obras.
Bandas sonoras:
Artículo principal: Bandas sonoras compuestas por John Williams
Artículo principal: Música de Star Wars
Artículo principal: Bandas sonoras de Star Wars


John Williams dirigiendo la grabación de la banda sonora de Raiders of the Lost Ark en el Avery Fisher Hall.
Después de estudiar en la Academia Juilliard, regresó a Los Ángeles y comenzó a trabajar de orquestador en estudios de películas. Trabajó, entre otros, con compositores como Bernard Herrmann, Morris Stoloff, Adolph Deutsch, Miklós Rózsa, Alfred Newman y Franz Waxman.[14] También interpretó la parte de piano en varias bandas sonoras de Jerry Goldsmith, Elmer Bernstein, y Henry Mancini. A fines la década de 1950, comenzó a componer bandas sonoras para series de televisión. Las primeras composiciones musicales que realizó en el cine fueron para películas pertenecientes al género de la comedia, como es el caso del filme Cómo robar un millón, protagonizado por Audrey Hepburn y Peter O'Toole. Sin embargo luego de alcanzar el éxito en 1972 con la banda sonora de La aventura del Poseidón, fue encasillado por las empresas cinematográficas como especialista en la composición de música para películas del género cine catástrofe.
John Williams ganó fama por su versatilidad a la hora de componer tanto jazz, música para piano, así como música sinfónica. Recibió su primera nominación a los premios Óscar por la banda sonora de la película Valley of the Dolls, de 1967. Ganó su primer premio, un Óscar a la mejor banda sonora, por El violinista sobre el tejado, en 1971.
En 1974, recibió la propuesta de Steven Spielberg para componer la música de The Sugarland Express, película en la que Spielberg debutaría como director. Spielberg confió en Williams para proveer a sus películas los sonidos que deseaba, por lo que, un año después, volvieron a reunirse, esta vez con motivo de la película Tiburón. Esta exitosa película y su memorable banda sonora le valieron a Williams su segundo Óscar (el primero para Mejor banda sonora original) y sus primeros BAFTA, Globo de Oro y Grammy.
En el mismo período, Spielberg le recomendó a John Williams a su amigo y colega George Lucas, que necesitaba un compositor para su ambiciosa película épica espacial, Star Wars. Williams utilizó una gran orquesta sinfónica (la Orquesta Sinfónica de Londres), a la manera de Richard Strauss y compositores de la edad de oro de Hollywood, como Erich Wolfgang Korngold y Max Steiner. El tema principal se convirtió en uno de los más popularmente conocidos en la historia de las películas de cine, y temas como el de la princesa Leia y el de la Fuerza son ejemplos del uso de leitmotiv. La película y la banda sonora fueron muy populares; de hecho, la banda sonora vendió más de 4 millones de copias, haciéndolo uno de los álbumes no-pop más exitosos en la historia de la grabación, y la banda sonora sinfónica más vendida de la historia. Con su composición, Williams ganó su tercer Óscar.

El cine en los años 80


La década de los ochenta se caracterizó, desde el punto de vista empresarial, por las sucesivas compras y ventas de los patrimonios de la Metro Goldwyn Mayer, la 20th Century Fox, Columbia, United Artists y otros paquetes menores. Los grandes conglomerados multinacionales, muy implantados en sectores como la electrónica de consumo, el mundo discográfico y las cadenas de televisión, buscaban entrar en estos grandes almacenes del cine, porque sabían que, con esos lotes interminables de películas, tendrían poder en el sector audiovisual.

La nueva generación de productores y directores tenía muy claro que los éxitos habidos hasta finales de la década no podían ser ocasionales.


Frente a héroes de corte clásico, propios del subgénero llamado ópera espacial, otros aventureros de perfil más reprochable llegaron a las pantallas por esta época. El violento conductor solitario que sobrevive a un apocalipsis nuclear en Mad Max, salvajes de la autopista (1978) es un buen ejemplo al respecto. El responsable de esa película, el australiano George Miller, prolongó las peripecias del personaje en dos largometrajes más: Mad Max 2: El guerrero de la carretera (1982) y Mad Max: Más allá de la cúpula del trueno (1985). En los dos casos cabía entrever elementos del western. Una vez más, la mezcla de géneros seguía su curso.

Precisamente del cruce entre novela negra y ciencia-ficción nació Blade Runner (1982), de Ridley Scott. El dibujo del futuro que proponía esta película es bastante verosímil. Ciudades masificadas, multirraciales, hipertecnificadas y de alta criminalidad. El enfrentamiento entre el detective protagonista y esos seres cibernéticos que aspiran a ser humanos y vivir como tales posee una tensión extraordinaria, por no mencionar la belleza de la realización, con no pocos elementos del estilo publicitario. Este título no sólo influyó en posteriores películas del género, sino que también dejó su marca en el cómic e incluso en la novela.


El agresor llegado de otro mundo, en este caso futuro, era el tema de Terminator (1984), de James Cameron, película en la que la caza del hombre está protagonizada por un poderoso humanoide cibernético que, como la criatura de Frankenstein en el film de Whale, muestra su rebeldía con la destrucción. Adaptándose a los nuevos gustos del público, Cameron dirigió una segunda parte, Terminator II: el Juicio final (1991), en la que el robot de apariencia humana se convertía en aliado de los humanos.

El viaje al pasado, como en Regreso al futuro (1985), de Robert Zemeckis, o al fondo de la memoria, como en Desafío total (1992), de Paul Verhoeven, permitían la llegada a un mundo nuevo. Ese factor de extrañeza fue decisivo para encauzar aventuras en las que, tanto o más que la propia historia, contaba la ambientación de los paisajes por los que ésta discurre. Es por ello por lo que los efectos especiales cobraron una creciente y acaso excesiva importancia.

A la sombra de Lucas y Spielberg crecieron profesionalmente directores como Joe Dante (Gremlins, 1983), Robert Zemeckis y Tobe Hooper (Poltergeist, 1982). La comercialidad, no obstante, llegó a través de las disparatadas comedias de los hermanos Zucker (Aterriza como puedas, 1980; Top Secret, 1984) y también de la mano de Ivan Reitman (Los cazafantasmas, 1984), y John Landis (Un hombre lobo americano en Londres, 1981).

El cine de los ochenta es sumamente interesante por la confluencia de varias generaciones de realizadores. Así, Walter Hill, Paul Schrader, Lawrence Kasdan, John Badham, Alan J. Pakula, Peter Bogdanovich y Brian de Palma llegaron a su madurez creativa en un momento en el que seguían en activo Billy Wilder, George Cukor, John Cassavetes, Robert Altman, Blake Edwards y Martin Ritt.

Con un criterio cosmopolita, Hollywood acogía desde años atrás a un buen puñado de cineastas extranjeros. Fueron los casos de Ridley Scott (Blade Runner, 1982), Louis Malle (Atlantic City, 1980), Andrei Konchalovsky (Los amantes de María, 1984), Milos Forman (Amadeus, 1984), Wim Wenders (París-Texas, 1984), Ken Russell, Michael Apted, Alan Parker, Richard Marquand, Peter Weir (El año que vivimos peligrosamente, 1982; Único testigo, 1985), George Miller (Las brujas de Eastwick, 1987) y Bruce Beresford (Gracias y favores, 1983; Paseando a Miss Daisy, 1989).

Uno de los principales impulsores de la industria británica fue el productor David Puttnam. Por estas fechas, salieron de las islas cintas como Carros de fuego (1981), de Hugh Hudson, Excalibur (1981), de John Boorman, y Gandhi (1982), de Richard Attenborough. Asimismo, se dieron a conocer creadores más personales, como Peter Greenaway, Stephen Frears y Michael Radford.

Para protegerse, el cine francés dispuso del impuesto sobre la entrada y del apoyo del conjunto del SOFICA (Sociedad para la Financiación de la Industria Cinematográfica y Audiovisual), que financiaba la producción audiovisual a partir de capitales de empresas y particulares que buscaban, con dicha inversión, beneficios fiscales.

Las iniciativas que se pusieron en marcha desde mediados de los años ochenta tenían que ver con las directrices globales de las principales empresas audiovisuales francesas. Así, determinadas líneas creativas pasaron directamente a televisión –el cine cómico, el cine negro–, mientras que en el cine se favoreció la presencia de nuevos directores, jóvenes que irrumpieron con notables pretensiones que el tiempo fue situando en su contexto.

No obstante, la fama siguió sonriendo a veteranos como François Truffaut (El último metro, 1980; La mujer de al lado, 1981; Vivamente el domingo, 1983), Claude Chabrol (El caballo del orgullo, 1980; Un asunto de mujeres, 1988), Eric Rohmer (La mujer del aviador, 1980; Paulina en la playa, 1982) y Jean-Luc Godard (Nombre: Carmen, 1983; Yo te saludo, María, 1985). Al tiempo, otros directores más jóvenes intentaron aunar calidad y comercialidad: Maurice Pialat (Loulou, 1980), Gérard Oury (As de ases, 1982), Coline Serreau (Tres solteros y un biberón, 1985) y Jean-Jacques Annaud (El oso, 1988), por citar sólo a los más conocidos.

El gobierno francés defendió el cine como patrimonio nacional, y también como industria del ocio. Por eso los franceses fueron los máximos impulsores de la “excepción cultural”, que Europa puso sobre la mesa en las conversaciones comerciales con Estados Unidos (concretadas en la negociación del GATT). Gracias a ese impulso gubernamental, se fortaleció desde los primeros años noventa la presencia del cine francés en sus propias salas, y de hecho, llegó a alcanzar una media del 35-40% de la cuota de mercado.

El cine argentino festejó su recuperada democracia con títulos de sumo interés. María Luisa Bemberg estrenó Camila (1984) y Yo, la peor de todas (1990), Fernando Solanas rodó Sur (1987), Manuel Pereira, La deuda interna (1987), Carlos Sorin, La película del rey (1985), y Eliseo Subiela dio a conocer Hombre mirando al Sudeste (1985) y El lado oscuro del corazón (1991).

Dentro de Europa, el intercambio cultural se cifraba en coproducciones. Por lo demás, distribuían su cine dentro de continente el maestro Ingmar Bergman (Fanny y Alexander, 1982), Andrzej Zulawski, Emir Kusturica (Papá está en viaje de negocios, 1985), Elem Klimov (Masacre, 1985), Wim Wenders (Cielo sobre Berlín, 1987), Krysztof Kieslowski (No matarás, 1987) y Manoel de Oliveira (Francisca, 1981).

Japón continuó ofreciendo películas muy interesantes, arraigadas en la tradición medieval y las costumbres ancestrales. Akira Kurosawa, con el apoyo de Coppola y Lucas, consiguió acabar Kagemusha (1980). Nagisa Oshima estrenó en medio mundo Feliz Navidad Mr. Lawrence (1982) y Shoei Imamura recogió la Palma de Oro en Cannes por La balada de Narayama (1983).

el cine en los años 40


La Segunda Guerra Mundial supuso un nuevo estancamiento de la industria cinematográfica en Europa, aunque en menor medida que la primera. En Alemania el cine anti-judío tuvo un repugnante ejemplo en El judío Süss (1940), de Veit Harlan, muestra del discurso que motivó el Holocausto.
Frente a totalitarismos como el de Hitler, Estados Unidos decidió movilizar a toda la sociedad. La industria del cine puso todos los medios a su alcance para que los soldados se sintieran respaldados. En todo caso, el pesimismo que se percibía en el ambiente fue recogido por el cine negro: desde El halcón maltés (1941), de John Huston, hasta El abrazo de la muerte (1949), de Robert Siodmak.
En la década de los años cuarenta, David O Selznick volvió a mostrar su olfato a la hora de descubrir artistas con gran futuro. Hizo venir del Reino Unido a Alfred Hitchcock y juntos realizaron varios proyectos, el primero de los cuales fue Rebeca (1940), que fue seguido de otros filmes como Recuerda (1945) y El proceso Paradine (1947).
En 1946, el productor abrió la Selznick Realising Organisation. De esta etapa merecen una mención especial Duelo al sol (1947), un western concebido como una epopeya, que está firmado por King Vidor, pero en el que intervinieron también William Dieterle y Josef von Stenberg, aunque el propio Selznick volvió a participar en el rodaje de determinadas escenas de una manera notable.

Musica en los años 30 y 40


Durante los años 30, 40, 50 destacan los géneros con letras del triste destino, de amores desgraciados, incomprendidos, desgarrados, que permiten bailar agarrados, y susurrar las penas al amado.


De todas las formas subculturales es la canción la que mejor abastece hoy la necesidad subcultural de las masas: es un comunicado rítmico interpretado por un personaje susceptible de convertirse en imagen-símbolo. La canción es un medio de comunicación prácticamente audiovisual, puesto que rara vez una canción se desliga de su intérprete.
La canción ha cumplido históricamente un papel estrechamente relacionado con el erotismo, debido a su condicionante fundamental: la danza. Ha jugado un papel fundamental en el nacimiento de todas las lenguas literarias y de todos los géneros. Aunque sea una simplificación excesiva, podríamos decir que de la canción lírica nace la poesía, del romance y la canción de gesta la novela, y de determinado tipo de canciones argumentales y dramáticas, el teatro.

el cine en los años 30


Años 30..

Tras las primeras experiencias sonoras de la Warner, y especialmente tras la exhibición de la primera película considerada sonora, El cantor de jazz (1927), de Alan Crosland, el sonido provocó una reacción en cadena, desde los estudios hasta las salas de proyección, influyendo en la producción, en la creatividad y en la repercusión social de las estrellas. Las palabras del protagonista, Al Jolson, dirigidas al público presente en la sala causaron un gran efecto, al margen de que todavía los ruidos, la música y las canciones no estuviesen muy logrados.
A partir de este momento la industria de Hollywood tuvo que hacer frente a esta nueva realidad. Para ello acometió la adaptación de los estudios y la compra de equipamientos para los rodajes.
En apenas tres años se consiguieron grandes logros artísticos: el musical de King Vidor Aleluya (1929); la producción francesa Bajo los techos de París (1930), de René Clair, y las películas alemanas El ángel azul (1930), de Josef Von Sternberg, con Emil Jannings y Marlene Dietrich, y M, el vampiro de Düsseldorf (1931), de Fritz Lang, con un magnifico trabajo de Peter Lorre.
En la década de los treinta cuando también se levantaron algunos importantes estudios en el mundo, como los Barrandov (1932) de Praga; Pinewood (1936) en Londres; Cinecittà (1937) en Roma; los estudios españoles Orphea (1931) y CEA y ECESA (1933), junto con la activa producción de Cifesa (1934) y Filmófono (1935); los estudios mexicanos Clasa (1935) y Azteca (1936); los argentinos Argentina Sono Films (1931)
El cine norteamericano desarrolló durante estos años otra línea de producción que le caracteriza: el cine de gangsters.

Origenes de la música en el cine


En 1914 las grandes compañias del cine se lanzaron a una producción desenfrenada de películas con canciones, musicales completamente e incluso con baile o sólo de baile. El público se volvía loco por la novedad. Era el music hall para todos, el teatro de variedades para el universo entero...


Pero además existía otra explicación: aunque desde muy pronto se crearon sistemas de doblaje, estos eran caros y laboriosos y Hollywood no se podía permitir perder a los clientes extranjeros con su fuerte inyección de ingresos. Así y para no perder al público que no entendía inglés, en un principio, y hasta que el doblaje se perfeccionó y abarató, las películas musicales fueron las más lucrativas. Desde aquí hasta "Cantando bajo la lluvia", en la época de la cumbre de la Comedia musical estadounidense, todo fueron ganancias.


El cine en los años 70


Ninguna época es uniforme y los años 70s no son la excepción. Si uno mira en la distancia el cine que se veía en aquellos años, pueden encontrarse con muchas tendencias: igual que ahora, igual que siempre. Sin embargo, es indudable que esos años fueron marcadamente políticos y el cine que vimos y que nos gustaba, las películas que fueron para nosotros “las grandes películas”, estaban impregnadas de política.

Se vivía el cine como algo muy importante y definitivo, lo cual era bueno, sin duda, pero se sacrificaba al cine como entretenimiento. Era el culto del cine europeo y la satanización de Hollywood. Prohibidas Aeropuerto, Tiburón, Love Story, El mundo está loco, loco. Prohibidas y por lo tanto más gozadas: en secreto. Prohibido lo rosa: Un hombre y una mujer, de Claude Lelouch (prohibido Lelouch).
Había, no obstante, una excepción a aquella tiránica regla: las películas de vaqueros. Por unos dólares más, Por un puñado de dólares y la impresionante Pandilla salvaje de Sam Peckimpah. Por ahí se coló el buen cine norteamericano: Cowboy de medianoche, El último deber, Maridos, Barrio Bohemio, Mi vida es mi vida, American Graffitti. Apenas la punta del iceberg de una tradición que hubiera sido un error imperdonable desconocer porque nos llevaba directo a un gran descubrimiento: la época dorada de Hollywood de los años 40 y 50 (no es necesario citar directores ni películas: todos las conocen). Quedaba despejado el camino para apreciar, en toda su magnitud de gran cine, películas como El Padrino. (Hair y 2001, odisea del espacio: de directores europeos en Estado Unidos, ¿merecen un capítulo aparte?).

Maurice Jarre, Ennio Morricone, John williams




-Maurice Jarre: (Lyon, Francia, 13 de septiembre de 1924 - Los Ángeles, Estados Unidos, 29 de marzo de 2009),[1] compositor estadounidense de origen francés.
Aunque nacido en Francia obtuvo la nacionalidad estadounidense.
Fue padre del también compositor de los sintetizadores francés Jean Michel Jarre.
Su carrera, y su éxito estuvo ligado a las producciones de David Lean, con las que consiguió tres Premios Óscar, de las ocho ocasiones en las que fue nominado.
En el año 2003 anunció su retirada definitiva de la composición musical para el cine.
Falleció en Los Ángeles, California el 29 de marzo de 2009 a causa de un cáncer.



-Ennio Morricone (Roma, Italia, 10 de noviembre de 1928), es un compositor italiano de música de cine y bandas sonoras.
De pequeño fue compañero de colegio de Sergio Leone con el que más tarde colaboró en casi todas sus películas hasta la muerte de éste. Tras el colegio, ingresó en el Conservatorio Santa Cecilia de Roma, donde estudió trompeta y composición. Su carrera cinematográfica empezó en los años 60; está aún activo, por lo que es uno de los compositores actuales más prolíficos, con unos 500 trabajos en su haber.
Ha sido muy criticado por unos y muy aclamado por otros, debido a su atípica música, pero ante todo ha sido valiente integrando instrumentos poco comunes entre las grandes orquestas. En el año 1964 tocó en el grupo de improvisación Nuova Consonanza fundado por Franco Evangelisti.
Tampoco ha pasado desapercibida su colaboración con grandes directores como Pier Paolo Pasolini, Bernardo Bertolucci, Gillo Pontecorvo, Brian de Palma, Marco Bellocchio o incluso Pedro Almodóvar con ¡Átame!.
Es uno de los más conocidos de los compositores cinematográficos, gracias sobre todo a la música de los "spaghetti western", pero también gracias a las bellas melodías de Días del cielo, La misión o Cinema Paradiso.
También ha compuesto obras para series de televisión; entre las más conocidas están Moisés, Marco Polo, La Piovra o El secreto del Sahara.
Compuso la marcha de la Copa Mundial de FIFA Argentina 1978.
Ennio Morricone ha vendido 40 millones de álbumes.



-John Williams: Nació el 8 de febrero de 1932, siendo el primero de cuatro hijos de Esther y John Williams.[4] Su padre fue un percusionista de jazz que tocó con el legendario quinteto de Raymon Scott.[5] En 1948, la familia Williams se mudó a Los Ángeles; allí, John Williams asistió a la escuela secundaria North Hollywood High School, graduándose en 1950. Luego se trasladó a la Universidad de California, donde estudió piano y composición, y tomó clases particulares con el compositor Mario Castelnuovo-Tedesco[6] y con el pianista-arreglista Bobby Van Eps.[7] En 1952, fue reclutado para la Fuerza aérea de los Estados Unidos, donde arregló y dirigió música para la banda de la fuerza aérea, como parte de sus deberes.[8]

Cuando su servicio militar terminó en 1955, Williams se trasladó a la ciudad de Nueva York y entró en la Academia Juilliard, donde estudió piano con Rosina Lhévinne.[6] En aquel período trabajó como pianista de jazz en varios estudios y clubes de Nueva York. También tocó para el compositor Henry Mancini en las bandas sonoras de Peter Gunn (1959), Días de vino y rosas (1962) y Charade (1963). A principios de la década de 1950 trabajó como arreglista y líder de banda para Frankie Laine y Vic Damone.[9] En 1960 fue contratado por Columbia Records como pianista y compositor, realizando numerosos álbumes junto al compositor de origen alemán André Previn.[10]

Williams estuvo casado con la actriz Barbara Ruick desde 1956 hasta la muerte de ella por hemorragia intracerebral, el 3 de marzo de 1974. Juntos, tuvieron tres hijos: Joseph Williams (cantante y compositor), Mark Towner Williams (percusionista) y Jennifer Williams (doctora). Se casó por segunda vez el 21 de julio de 1980 con Samantha Winslow, su actual esposa, con quien vive en la ciudad de Boston.[11] Mantiene una estrecha amistad con los músicos Itzhak Perlman, Yo Yo Ma y Seiji Ozawa; incluso les ha dedicado algunas obras.[12] [13


musica en los años 30 y 40


Durante los años 30 y 40 destacan los géneros con letras del triste destino, de amores desgraciados, incomprendidos, desgarrados, que permiten bailar agarrados, y susurrar las penas al amado.


De todas las formas subculturales es la canción la que mejor abastece hoy la necesidad subcultural de las masas: es un comunicado rítmico interpretado por un personaje susceptible de convertirse en imagen-símbolo. La canción es un medio de comunicación prácticamente audiovisual, puesto que rara vez una canción se desliga de su intérprete.
La canción ha cumplido históricamente un papel estrechamente relacionado con el erotismo, debido a su condicionante fundamental: la danza. Ha jugado un papel fundamental en el nacimiento de todas las lenguas literarias y de todos los géneros. Aunque sea una simplificación excesiva, podríamos decir que de la canción lírica nace la poesía, del romance y la canción de gesta la novela, y de determinado tipo de canciones argumentales y dramáticas, el teatro.

Los primeros intentos de dar sonido al cine


En el año 1893, el físico francés Démeny inventó lo que se llamó fotografía parlante. Charles Pathé, uno de los pioneros del cine, combinó fonógrafo y cinematógrafo, llegando a fabricar unas 1900 películas cantadas. Y también en la misma época, Léon Gaumont desarrolló un sistema de sonorización de films parecido, que presentó en la Exposición Universal de París de 1902. Otros inventos posteriores, el de Eugène Lauste y el de Messter Baron y Ruhmer, en la segunda década del siglo XX, son importantes como primeros experimentos, pero no llegaron a buen término a causa de la mala calidad del sonido resultante o problemas con la sincronización.
Así, en 1918, es patentado el sistema sonoro llamado TriErgon, que permitía la grabación directa en el celuloide. Pero no será hasta el año 1922 que Jo Engel, Hans Vogt y Joseph Massole presentan el primer film, Der branstifer, que lo utiliza incorporando las aportaciones del ingeniero norteamericano Lee de Forest. El sistema que usan estos alemanes dará lugar al llamado Movietone, que será utilizado por la Fox antes de la estandarización y al llamado Tobis Klangfilm.
En 1923, el ya mencionado Lee de Forest presenta su invento definitivo y establece las bases del sistema que finalmente se impuso. El Phonofilm resolvía los problemas de sincronización y amplificación del sonido, porque lo grababa encima de la misma película. A pesar del éxito logrado con la proyección de una secuencia de The Covered Wagon, la falta de financiación postergó la implantación del invento hasta el año 1925. Los empresarios que dominaban el sector no creyeron en él en aquel momento, porque la adopción del sonoro implicaba una fuerte inversión, ya que había que adaptar los estudios y todas las salas de proyección.
En 1925, la compañía Western Electric decide apostar por Lee de Forest y, en el año 1926, se inició la producción bajo la tutela de la Warner Brothers que, con esta apuesta, pretendía superar una mala situación económica. Y así ese año presentaban cinco cintas en que la imagen convivía con el sonido gracias al sistema Vitaphone de sincronización disco-imagen. Éstas consistían en un discurso de William Hays, una pieza interpretada por la New York Philarmonic Orchestra, una pieza de violín tocada por Mischa Elman, una audición de la cantante Anna Case y la película de Alan Crosland, Don Juan, con John Barrymore como protagonista y en la que se había añadido una partitura interpretada por la orquesta antes citada.

origenes de la musica en el cine

Los primeros intentos de dar sonido al cine

En el año 1893, el físico francés Démeny inventó lo que se llamó fotografía parlante. Charles Pathé, uno de los pioneros del cine, combinó fonógrafo y cinematógrafo, llegando a fabricar unas 1900 películas cantadas. Y también en la misma época, Léon Gaumont desarrolló un sistema de sonorización de films parecido, que presentó en la Exposición Universal de París de 1902. Otros inventos posteriores, el de Eugène Lauste y el de Messter Baron y Ruhmer, en la segunda década del siglo XX, son importantes como primeros experimentos, pero no llegaron a buen término a causa de la mala calidad del sonido resultante o problemas con la sincronización.
Así, en 1918, es patentado el sistema sonoro llamado TriErgon, que permitía la grabación directa en el celuloide. Pero no será hasta el año 1922 que Jo Engel, Hans Vogt y Joseph Massole presentan el primer film, Der branstifer, que lo utiliza incorporando las aportaciones del ingeniero norteamericano Lee de Forest. El sistema que usan estos alemanes dará lugar al llamado Movietone, que será utilizado por la Fox antes de la estandarización y al llamado Tobis Klangfilm.
En 1923, el ya mencionado Lee de Forest presenta su invento definitivo y establece las bases del sistema que finalmente se impuso. El Phonofilm resolvía los problemas de sincronización y amplificación del sonido, porque lo grababa encima de la misma película. A pesar del éxito logrado con la proyección de una secuencia de The Covered Wagon, la falta de financiación postergó la implantación del invento hasta el año 1925. Los empresarios que dominaban el sector no creyeron en él en aquel momento, porque la adopción del sonoro implicaba una fuerte inversión, ya que había que adaptar los estudios y todas las salas de proyección.
En 1925, la compañía Western Electric decide apostar por Lee de Forest y, en el año 1926, se inició la producción bajo la tutela de la Warner Brothers que, con esta apuesta, pretendía superar una mala situación económica. Y así ese año presentaban cinco cintas en que la imagen convivía con el sonido gracias al sistema Vitaphone de sincronización disco-imagen. Éstas consistían en un discurso de William Hays, una pieza interpretada por la New York Philarmonic Orchestra, una pieza de violín tocada por Mischa Elman, una audición de la cantante Anna Case y la película de Alan Crosland, Don Juan, con John Barrymore como protagonista y en la que se había añadido una partitura interpretada por la orquesta antes citada.

El proceso de sonorización

Para dar sonido al cine se utilizaron una gran variedad de técnicas que atravesó las diferentes etapas de las primeras décadas del cine. Se comenzó por hablar o producir ruidos detrás de la pantalla, complementado por el acompañamiento musical en vivo durante las proyecciones y la utilización de un locutor que añadía comentarios a los rótulos. Más tarde, la técnica vitapohone sustituyó en las salas de cine a las orquestas por altavoces y se limitó a la música y los ruidos. El procedimiento photophone, de Alexandre Grahan Bell consigió transmitir la voz utilizándose la luz. La voz se proyectaba a través de un tubo para un espejo fino, que vibraba y actuaba como un transmisor, y se dirigía hacia otro espejo que hacía el proceso inverso actuando como receptor. Los sonidos registrados en disco de huellas sonoras fotográficas, permitieron inscribir sonidos e imágenes en una misma cinta, tanto para la producción como para el registro. El resultado final fue la incorporación a la cinta de una pista sonora que reprodujo música, efectos ambientales y diálogos de los actores.






los primeros intentos del sonido en el cine

En el año 1893, el físico francés Démeny inventó lo que se llamó fotografía parlante. Charles Pathé, uno de los pioneros del cine, combinó fonógrafo y cinematógrafo, llegando a fabricar unas 1900 películas cantadas. Y también en la misma época, Léon Gaumont desarrolló un sistema de sonorización de films parecido, que presentó en la Exposición Universal de París de 1902. Otros inventos posteriores, el de Eugène Lauste y el de Messter Baron y Ruhmer, en la segunda década del siglo XX, son importantes como primeros experimentos, pero no llegaron a buen término a causa de la mala calidad del sonido resultante o problemas con la sincronización.

Así, en 1918, es patentado el sistema sonoro llamado TriErgon, que permitía la grabación directa en el celuloide. Pero no será hasta el año 1922 que Jo Engel, Hans Vogt y Joseph Massole presentan el primer film, Der branstifer, que lo utiliza incorporando las aportaciones del ingeniero norteamericano Lee de Forest. El sistema que usan estos alemanes dará lugar al llamado Movietone, que será utilizado por la Fox antes de la estandarización y al llamado Tobis Klangfilm.

En 1923, el ya mencionado Lee de Forest presenta su invento definitivo y establece las bases del sistema que finalmente se impuso. El Phonofilm resolvía los problemas de sincronización y amplificación del sonido, porque lo grababa encima de la misma película. A pesar del éxito logrado con la proyección de una secuencia de The Covered Wagon, la falta de financiación postergó la implantación del invento hasta el año 1925. Los empresarios que dominaban el sector no creyeron en él en aquel momento, porque la adopción del sonoro implicaba una fuerte inversión, ya que había que adaptar los estudios y todas las salas de proyección.

En 1925, la compañía Western Electric decide apostar por Lee de Forest y, en el año 1926, se inició la producción bajo la tutela de la Warner Brothers que, con esta apuesta, pretendía superar una mala situación económica. Y así ese año presentaban cinco cintas en que la imagen convivía con el sonido gracias al sistema Vitaphone de sincronización disco-imagen. Éstas consistían en un discurso de William Hays, una pieza interpretada por la New York Philarmonic Orchestra, una pieza de violín tocada por Mischa Elman, una audición de la cantante Anna Case y la película de Alan Crosland, Don Juan, con John Barrymore como protagonista y en la que se había añadido una partitura interpretada por la orquesta antes citada.

Música en el cine actual


Por fin llegamos a la música actual de cine, después de largas sesiones de tragarnos cine clásico, vamos a resumiros de forma amena (como siempre) los principales compositores y películas desde la década de los ochenta hasta la actualidad.

El cine actual

Desde la década de 1980, la música cinematográfica se ha caracterizado por la coexistencia de dos corrientes opuestas.Por un parte, la vuelta al concepto tradicional de banda sonora con una música sinfónica omnipresente en toda la película como sustento de la imagen.Por otra, la utilización de sintetizadores y nuevos medios electrónicos unidos a la influencia de las nuevas corrientes musicales.

Desde el punto de vista técnico, la llegada del sistema Dolby estéreo a la gran pantalla, permitirá a los compositores explotar al máximo los contrastes de registro, dinámica y timbre, y envolver al espectador en un espacio sonoro con señales independientes que se despliegan desde los diferentes focos de la sala.

La recuperación del concepto clásico de banda sonora llegó de la mano del compositor estadounidense John Williams (1932), considerado el principal representante del llamado “nuevo sinfonismo”, alejado de las modas pop y de las influencias electrónicas. Entre sus trabajos destaca:

La guerra de las galaxias. (Hemos encontrado un vídeo muy curioso, el primer trailer de la película, de 1977, comparar el trailer con los actuales!!!)

¿Qué es una banda sonora?

Técnicamente banda sonoraes la parte de sonido completa y el resultado de la edición de diferentes pistas de sonido, ya sean diálogos, sonidos y música de una obra o el acompañamiento paralelo. Normalmente, y con raras excepciones, el término alude solamente a la música de una película o a la comercialización de los temas musicales de una obra como videojuegos, programas de televisión y radio. Desde un punto de vista musical, se entiende como banda sonora aquella música tanto vocal como instrumental compuesta expresamente para una película, cumpliendo con la función de potenciar aquellas emociones que las imágenes por sí solas no son capaces de expresar. Compositores famosos de bandas sonoras son Ennio Morricone (El bueno, el feo y el malo, La misión, Cinema Paradiso...), John Williams (Tiburón, La guerra de las galaxias, Indiana Jones...) o Hans Zimmer (El Rey León, Gladiator, las tres secuelas de Piratas del Caribe...).



La banda sonora de una película en su sentido físico puede ser de dos tipos: magnética u óptica. En el primer caso, una o varias bandas de grabación magnética discurren por los bordes de la tira de película. Al ser leídas estas líneas por un aparato en sincronía con la proyección, se generan los sonidos de manera similar a como lo haría un lector de cassettes. En el caso de las bandas sonoras ópticas, se trata de zonas de oscuridad y luz en uno o dos lados de la cinta de la película. Las distintas intensidades de luz, se convierten luego en impulsos eléctricos creando el conjunto de la banda sonora.

viernes, 12 de febrero de 2010

la musica en el cine

La musica en el cine.

La música incorporada en la banda sonora cinematográfica es un elemento narrativo que, analizándolo desde un punto de vista funcional, opera de un modo semejante al de géneros teatrales como el ballet o la comedia musical. Además de este sentido narrativo, la música de cine da coherencia al desarrollo de la acción, ambienta geográfica o históricamente el relato, matiza las emociones mostradas, marca el ritmo, presta coherencia a los diálogos y sonidos, fija el sentido de continuidad y remarca el género del argumento, sea éste un divertimento de acción, un asunto terrorífico, una comedia o un melodrama romántico.

Se puede hablar de dos tipos de mésica presentes en u film:

* Música diegética para referirse a la que se escucha dentro de la acción del film. Por ejemplo, la melodía que los personajes oyen a través de una radio, la música de una orquesta que se ve en la película o una canción en una secuencia rodada en una discoteca.

* Música incidental es aquella que comenta y matiza todo aquello que los espectadores pueden ver en la pantalla, pero desde una fuente ajena, externa, nunca localizable en la aparente realidad vivida por los personajes.

Por un proceso de simplificación lingüística, la música del cine ha terminado por denominarse “banda sonora”, cuando en realidad la banda de sonido, además de la música, incluye los diálogos, los ruidos y los efectos sonoros. A pesar de su incorrección, el término banda sonora se ha ido imponiendo en la industria discográfica para definir las grabaciones que incluyen los temas principales de la música de un film. De este modo, un compact-disc o un disco de vinilo que integren la música de cierta película, serán comercializados como su banda sonora. El origen de este equívoco es, muy posiblemente, una inadecuada traducción del inglés, idioma en el cual la banda sonora se llama soundtrack, por oposición a la música cinematográfica, denominada más correctamente score.

origenes de la musica en cine

las grandes compañías del cine se lanzaron a una producción desenfrenada de películas con canciones, musicales completamente e incluso con baile o sólo de baile. El público se volvía loco por la novedad. Era el music hall para todos, el teatro de variedades para el universo entero...

banda sonora

Físicamente es la tira óptica o magnética impresa a la izquierda de los fotogramas que almacena todos los sonidos. Figuradamente es el conjunto de sonidos del film, voz, música, efectos sonoros¿y silencio. También se llama así a la música de la película para su venta en disco.

la musica en el cine en los años 20


Como en ninguna década anterior, la de 1920, evidenció la presencia de una cultura de masas. En esos años, la cultura popular fue conmovida intensamente por lo sistemas de producción en cadena, los nuevos medios de comunicación y un consumo cada vez mayor.
No solo fue afectada la cultura popular sino, simultáneamente, la alta cultura y la marginal.
Millones las personas que pudieron, entonces, acceder a la música y la literatura, aunque éstas le llegaran en formato vulgar, simplificadas, a través de la radio, de la prensa masiva y del cine.
Tanto ricos como pobres, patrones y empleados, ocupaban miles de salas cinematográficas, cada vez más espaciosas, para fascinarse con artistas que, desde la pantalla, aparecían con faldas arriba de sus rodillas, e, incluso, con un cigarrillo en la mano.
En los EE.UU., personas de todas las clases sociales concurrían a los bares nocturnos de las principales ciudades a escuchar jazz, la nueva música, identificada con la rebeldía hacia la música tradicional y burguesa, e interpretada por artistas de color, que, como Luis Armstrong, alcanzaron niveles de popularidad desconocidos.
El béisbol, el básquet, el boxeo y el fútbol, tanto en los EE.UU., los tres primeros, como en Europa, los dos últimos, se convirtieron en deportes multitudinarios, que movilizaban a cientos de miles de espectadores.
La cultura de masas ofrecía la ilusión de la inclusión, es decir, permitía –y permite- que cualquier individuo, aun los más desfavorecidos económica y socialmente, puedan, aunque más no sea por unos instantes, sentirse partícipes de un evento colectivo, o de un sueño imposible.
El cine creció al conjuro de la cultura de masas, fue influido y potenciado por ésta, y, a su vez, contribuyó a consolidarla, convirtiéndose en una sus soportes más potentes y gravitantes.

LA MUSICA EN EL CINE EN LOS AÑOS 20


Como en ninguna década anterior, la de 1920, evidenció la presencia de una cultura de masas. En esos años, la cultura popular fue conmovida intensamente por lo sistemas de producción en cadena, los nuevos medios de comunicación y un consumo cada vez mayor.

No solo fue afectada la cultura popular sino, simultáneamente, la alta cultura y la marginal.

Millones las personas que pudieron, entonces, acceder a la música y la literatura, aunque éstas le llegaran en formato vulgar, simplificadas, a través de la radio, de la prensa masiva y del cine.

Tanto ricos como pobres, patrones y empleados, ocupaban miles de salas cinematográficas, cada vez más espaciosas, para fascinarse con artistas que, desde la pantalla, aparecían con faldas arriba de sus rodillas, e, incluso, con un cigarrillo en la mano.

En los EE.UU., personas de todas las clases sociales concurrían a los bares nocturnos de las principales ciudades a escuchar jazz, la nueva música, identificada con la rebeldía hacia la música tradicional y burguesa, e interpretada por artistas de color, que, como Luis Armstrong, alcanzaron niveles de popularidad desconocidos.

El béisbol, el básquet, el boxeo y el fútbol, tanto en los EE.UU., los tres primeros, como en Europa, los dos últimos, se convirtieron en deportes multitudinarios, que movilizaban a cientos de miles de espectadores.

La cultura de masas ofrecía la ilusión de la inclusión, es decir, permitía –y permite- que cualquier individuo, aun los más desfavorecidos económica y socialmente, puedan, aunque más no sea por unos instantes, sentirse partícipes de un evento colectivo, o de un sueño imposible.
El cine creció al conjuro de la cultura de masas, fue influido y potenciado por ésta, y, a su vez, contribuyó a consolidarla, convirtiéndose en una sus soportes más potentes y gravitantes.

El cine en los años 60


La creciente importancia de la televisión había llevado a los estudios de Hollywood a experimentar con diversas modalidades de pantalla ancha para combatir el nuevo medio, pero la naturaleza de las películas no había cambiado significativamente. A comienzos de los 60, Doris Day seguia siendo la novia de América. Pero a finales de la década la estrella de la Day se había eclipsado casi del todo, viéndose ensombrecida por el nuevo estilo de películas ejemplificado por Buscando mi destino ( Easy Raider ) y Grupo salvaje ( The Wild Bunch, ambas de 1969 ). Uno de los elementos que más contribuyó a acelerar el inevitable cambio en " la fábrica de sueños " fue la muerte o el retiro de numerosas figuras clave de la era dorada de la industria cinematográfica americana. Sam Goldwyn había dejado de producir películas; y la MGM, empezó a declinar a finales de los 60; la Universal se centró en la televisión y en la industria turística, mientras que la Paramount buscó refugio en los brazos del grupo de compañías Gulf and Western; por su lado la Warner Bros. se vio absorbida por el grupo Kinney. La United Artist, que había comenzado a existir como consecuencia del intento de cuatro cineastas independientes de liberarse de las interferencias de los grandes estudios, paradójicamente se salvó sólo gracias a la proteccioón de la Transamérica Corporation. Si hubo una película de los años 60 que simbolizó el fin del viejo Hollywood fue Cleopatra (1963), cuyos costos ascendieron finalmente a 40 millones de dólares. Cleopatra fue un glorioso canto de cisne del viejo Hollywood, al igual que su estrella, Elizabeth Taylor, fue uno de los últimos grandes mitos fabricados por los grandes estudios. Tras el relativo fracaso de Cleopatra, los enormes rendimientos en taquilla de títulos tales como Bonnie y Clyde y El graduado, ambas de 1967, confirmaron a la industria americana del cine que los triunfos estaban cambiando de manera irreversible. Tanto Bonnie y Clyde como El graduado eran obra de actores y directores formados más en el mundo del teatro de Nueva York que en el cine de Hollywood.

En la década de los 60, los profesionales de la televisión fueron reemplazando poco a poco a los de Broadway o a los formados en los grandes estudios como nueva cancha de guionistas y directores de talento para Hollywood. Esto no quiere decir que los talentos autóctonos de Hollywood desaparecieran en la década de los 60. Pero apenas surgieron nombres nuevos. En la década de los 60 también comenzaron a desaparecer los musicales cinematográficos en la tradición de Sombrero de copa (1935) y Cantando bajo la lluvia (1952). Los pocos musicales que se rodaron durante este período fueron por lo general adaptaciones de obras que habían tenido previamente éxito en Broadway. La figura cinematográfica clave de la época fue probablemente James Bond. Los costes de las películas de la serie se hicieron cada vez mayores; también se alejaron cada vez más de las novelas originales. Su éxito dio lugar a toda una serie de imitaciones. Este éxito hizo que en el género de espionaje se pusiera más énfasis en la evasión que en el realismo. A finales de los 60 estaba ya claro que las películas más taquilleras eran las que atraían a los espectadores jóvenes. En el año 1969 se produjo la aparición de toda una serie de películas que demostraban la fuerza de esta nueva tendencia. Buscando mi destino, consiguió enormes beneficios. Grupo salvaje parecía sugerir que la violencia, artísticamente mostrada, podía tener también éxito comercial, y Dos hombres y un destino ( Buch Cassidy ant the Sundance Kid, 1969 ) confirmó la sospecha de que, aunque los jóvenes podían despreciar los viejos mitos, necesitaban urgentemente otros nuevos.

¿Que es una banda sonora?


Técnicamente banda sonora (término también conocido como banda sonora original) es la parte de sonido completa y el resultado de la edición de diferentes pistas de sonido, ya sean diálogos, sonidos y música de una obra o el acompañamiento paralelo. Normalmente, y con raras excepciones, el término alude solamente a la música de una película o a la comercialización de los temas musicales de una obra como videojuegos, programas de televisión y radio. Desde un punto de vista musical, se entiende como banda sonora aquella música tanto vocal como instrumental compuesta expresamente para una película, cumpliendo con la función de potenciar aquellas emociones que las imágenes por sí solas no son capaces de expresar. Compositores famosos de bandas sonoras son Ennio Morricone (El bueno, el feo y el malo, La misión, Cinema Paradiso...), John Williams (Tiburón, La guerra de las galaxias, Indiana Jones...) o Hans Zimmer (El Rey León, Gladiator, las tres secuelas de Piratas del Caribe...).

La banda sonora de una película en su sentido físico puede ser de dos tipos: magnética u óptica. En el primer caso, una o varias bandas de grabación magnética discurren por los bordes de la tira de película. Al ser leídas estas líneas por un aparato en sincronía con la proyección, se generan los sonidos de manera similar a como lo haría un lector de cassettes. En el caso de las bandas sonoras ópticas, se trata de zonas de oscuridad y luz en uno o dos lados de la cinta de la película. Las distintas intensidades de luz, se convierten luego en impulsos eléctricos creando el conjunto de la banda sonora.

También se utilizan, aunque no tan frecuentemente aún, sistemas de sonido digital, basados en puntos sobre la película que se convierten por diversos métodos, algunos todavía experimentales, en sonido.






Durante los años 30, 40, 50 destacan los géneros con letras del triste destino, de amores desgraciados, incomprendidos, desgarrados, que permiten bailar agarrados, y susurrar las penas al amado.


De todas las formas subculturales es la canción la que mejor abastece hoy la necesidad subcultural de las masas: es un comunicado rítmico interpretado por un personaje susceptible de convertirse en imagen-símbolo. La canción es un medio de comunicación prácticamente audiovisual, puesto que rara vez una canción se desliga de su intérprete


El concepto de música tiene muchas acepciones, pero la que más se acerca a su significado es la del arte de combinar los sonidos en una sucesión temporal. Es una de las artes más valoradas por la sociedad y es la que más presencia tiene en el desarrollo de nuestra vida diaria.
En el mundo occidental la música tiene sus raíces en la Grecia antigua donde la música aparece como un fenómeno ligado a la necesidad del hombre de comunicar sentimientos y vivencias. La música coral era el elemento básico en la educación de los jóvenes espartanos y era un elemento fundamental dentro de las tragedias griegas.
Era una época en la que predominan los elementos F:\foto origenes 2.jpgrítmicos sobre los melódicos y la voz humana tenía una clara primacía sobre los instrumentos. Éstos eran pocos y no demasiado variados; sin embargo, se conocían ya instrumentos de viento, como la flauta de Pan, y de cuerda como las cítaras o arpas.
Los griegos también fueron los primeros en imaginar, en el siglo VI a.C., un sistema de notación relativamente conciso, que utilizaba como signos los caracteres de un alfabeto arcaico, rectos, invertidos o inclinados, según respondieran al sonido natural, a un semitono o a la elevación de un cuarto de tono.
La música griega estaba hecha para perezosos ya que no se apartó de un patrón estrófico simplista, es decir: una estrofa que se repetía infinitamente sobre un ritmo y una melodía idénticas.
Otro principio fundamental de la música en la Grecia clásica, y que se ha prolongado hasta nosotros a través del gregoriano, era la indivisibilidad de los primeros tiempos. Estos significa que la unidad rítmica más pequeña de una pieza podía multiplicarse, pero no dividirse.
Los sonidos se agrupaban en pies, similares a
nuestros compases; los tiempos fuertes se marcaban golpeando el suelo con el zapato (thesis), y los tiempos débiles se traducían por la elevación del zapato o de la mano (arsis). La agrupación de un cierto número de pies constituía una unidad de frase, el kolon, que correspondía a un verso entero del texto poético.

3- La música y el cine mudo

El cine mudo es aquel que no posee sonido, consistiendo únicamente en imágenes.

La idea de combinar las imágenes con sonido grabado es casi tan vieja como la cinematografía en sí, pero hasta finales de los 20, la mayoría de las películas eran mudas. Este periodo anterior a la introducción del sonido se conoce como la "era muda" o el "período silente". Después del estreno de la película El cantante de jazz, las películas habladas se volvieron más y más triviales, y diez años después el cine mudo prácticamente desapareció. La era del cine mudo a menudo es referida como "La Edad de la Pantalla de Plata"

La primera película muda fue creada por Louis Le Prince en 1888. Era un filme de dos segundos que mostraba a dos personas caminando alrededor del jardín roundhay garden, se tituló El Jardín de Roundhay

El arte de la cinematografía alcanzó su plena madurez antes de la aparición de las películas con sonido, a finales de los años 20. Muchos eruditos sostienen que la calidad estética del cine disminuyó por varios años hasta que directores, agentes y el personal de la producción adaptaron al nuevo "cine hablado". La calidad visual de las películas silenciosas -especialmente las producidas durante los años 20- era a menudo extremadamente alta. Sin embargo, hay una falsa y muy frecuente idea, de que estas películas eran primitivas y apenas visibles comparadas con los estándares modernos. Esta falsa concepción es debido a que tales películas presentaban errores técnicos (tales como películas que son repetidas a la velocidad incorrecta) y debido a la condición deteriorada de muchas películas mudas (muchas grabaciones existen solamente gracias a las copias de la segunda o aún tercera generación que fueron hechas, debido a que el filme original estaba ya dañado y descuidado).

2- Orígenes de la música en el cine

De esta manera, y con predominantes de la música y el sonido, las grandes compañías del cine se lanzaron a una producción desenfrenada de películas con canciones, musicales completamente e incluso con baile o sólo de baile. El público se volvía loco por la novedad. Era el music hall para todos, el teatro de variedades para el universo entero...

Pero además existía otra explicación: aunque desde muy pronto se crearon sistemas de doblaje, estos eran caros y laboriosos y Hollywood no se podía permitir perder a los clientes extranjeros con su fuerte inyección de ingresos. Así y para no perder al público que no entendía inglés, en un principio, y hasta que el doblaje se perfeccionó y abarató, las películas musicales fueron las más lucrativas. Desde aquí hasta "Cantando bajo la lluvia", en la época de la cumbre de la Comedia musical estadounidense, todo fueron ganancias.

Por otra parte, el hecho de que el cine, prácticamente desde sus comienzos, fuera acompañado por música (pianistas, orquesta o Wurlitzers), significó primero para la llegada del sonido todo un problema pero luego, uno de los aportes más completos a su estética. Las primeras películas sonoras siempre tenían la música en forma de obertura, canciones y de alguna que otra música saliendo de lugares verosímiles (radios, orquestas, etc.). La gran pregunta era: ¿De dónde sale la música, como se van a creer una película donde la música no sale de ninguna parte? Por esto, si una escena romántica necesitaba música de violín, se realizaba la escena en un parque, para que al principio apareciera el violinista en una toma. Este hecho, para algunos caprichoso, duró hasta entrados los años 40, cuando Hitchcock, dirigiendo Bote Salvavidas, decidió no utilizar música porque: ¿De dónde podría provenir ésta en medio del mar? A lo que David Raksin, el compositor, le respondió: ¿De dónde vienen las cámaras?

La música en el cine comienza realmente con la obra de aquellos europeos exiliados que llegan a Estados Unidos buscando trabajo, y lo consiguen en el naciente cine sonoro. Korngold, Steiner, Waxman, Tiomkin son nombres recordados en la historia del cine. ¿Qué sería de Robin Hood sin las fanfarrias de Korngold, o Scarlett O'Hara sin Steiner? De hecho, fue este último quien, siendo discípulo de Gustav Mahler en Viena, decidió transformar King Kong en una especie de ópera sin cantantes. Esta decisión, en conjunto con el productor, transformó la historia del cine, pues desde allí las BSO fueron de extrema importancia

LA MUSICA Y EL CINE MUDO


La primera película sonora de la historia es El cantor de jazz, de 1927, con banda sonora de Louis Silver. Pero ¿cómo era el cine desde 1898 -año de su nacimiento- hasta que irrumpió el sonido? Pues para empezar el proyector hacía muchísimo ruido y un señor iba leyendo los títulos, para quien no supiera leer. La música resultó perfecta para contrarrestar estos ruidos y para llenar los silencios que había. Las salas tenían su pianista o un fonógrafo y a veces recurrían a la orquesta en días de estreno.

Las salas de proyección de los cines nunca fueron lugares silenciosos: el ruido del proyector (a veces, estruendoso) o las expresiones del público, formaban parte obligada del espectáculo. También se oía la voz del explicador de películas, que (megáfono en mano) leía los títulos, para que los espectadores analfabetos pudiesen seguir el argumento de la película. Así pues, desde el principio se incorpora la música, en un intento de neutralizar todos estos ruidos.

La música también se incorpora al primitivo cinematógrafo con otra doble finalidad, llenar el vacío que produce la ausencia de palabras y, cómo no, crear un ambiente que hipnotizase al público.

Así pues, ya desde la histórica sesión Lumière de 1895 en la que nació oficialmente el cine, la música formó parte indisociable de dicho espectáculo, aunque éste fuese mudo. La razón de que el cine ilustrado musicalmente sea más antiguo que el hablado es sencilla: adaptar un acompañamiento musical en vivo es algo mucho más fácil que grabar y sincronizar la palabra hablada con las imágenes.

Lo más habitual era que las salas de cine mudo contasen para la exhibición de sus películas con unos efectivos musicales. Las salas más modestas contaban con un fonógrafo o un pianista. En otros casos, tenían una orquesta sinfónica o un coro, que se situaba detrás de la pantalla. También era muy frecuente que estos efectivos se alternasen: una orquesta acompañaba la película el día del estreno, mientras que el resto de los días ésta se proyectaba con un acompañamiento musical más modesto. En España tenemos constancia de que en ciertas películas de corte regional como Carmiña, flor de Galicia, se incorporaban espectáculos musicales.



1- ¿Qué es una banda sonora?

Banda sonora
Técnicamente banda sonora (término también conocido como banda sonora original) es la parte de sonido completa y el resultado de la edición de diferentes pistas de sonido, ya sean diálogos, sonidos y música de una obra o el acompañamiento paralelo. Normalmente, y con raras excepciones, el término alude solamente a la música de una película o a la comercialización de los temas musicales de una obra como videojuegos, programas de televisión y radio. Desde un punto de vista musical, se entiende como banda sonora aquella música tanto vocal como instrumental compuesta expresamente para una película, cumpliendo con la función de potenciar aquellas emociones que las imágenes por sí solas no son capaces de expresar. Compositores famosos de bandas sonoras son Ennio Morricone (El bueno, el feo y el malo, La misión, Cinema Paradiso...), John Williams (Tiburón, La guerra de las galaxias, Indiana Jones...) o Hans Zimmer (El Rey León, Gladiator, las tres secuelas de Piratas del Caribe...).
La banda sonora de una película en su sentido físico puede ser de dos tipos: magnética u óptica. En el primer caso, una o varias bandas de grabación magnética discurren por los bordes de la tira de película. Al ser leídas estas líneas por un aparato en sincronía con la proyección, se generan los sonidos de manera similar a como lo haría un lector de cassettes. En el caso de las bandas sonoras ópticas, se trata de zonas de oscuridad y luz en uno o dos lados de la cinta de la película. Las distintas intensidades de luz, se convierten luego en impulsos eléctricos creando el conjunto de la banda sonora.
También se utilizan, aunque no tan frecuentemente aún, sistemas de sonido digital, basados en puntos sobre la película que se convierten por diversos métodos, algunos todavía experimentales, en sonido.

la musica y el cine mudo


El cine mudo es aquel que no posee sonido consistiendo únicamente en imágenes
La idea de combinar las imágenes con sonido grabado es casi tan vieja como cinematografía en sí, pero hasta finales de los 20 la mayoría de las películas eran mudas. Este periodo anterior a la introducción del sonido se conoce como la "era muda" o el "período silente". Después del estreno de la película El cantante de jazz las películas habladas se volvieron más y más triviales, y diez años después el cine mudo prácticamente desapareció. La era del cine mudo a menudo es referida como "La Edad de la Pantalla de Plata"
La primera película muda fue creada por Louis le prince en 1888. Era un filme de dos segundos que mostraba a dos personas caminando alrededor del jardín roundhay garden, se tituló El jardin de Roundhay
El arte de la cinematografía alcanzó su plena madurez antes de la aparición de las películas con sonido, a finales de los años 20. Muchos eruditos sostienen que la calidad estética del cine disminuyó por varios años hasta que directores, agentes y el personal de la producción adaptaron al nuevo "cine hablado". La calidad visual de las películas silenciosas -especialmente las producidas durante los años 20- era a menudo extremadamente alta. Sin embargo, hay una falsa y muy frecuente idea, de que estas películas eran primitivas y apenas visibles comparadas con los estándares modernos. Esta falsa concepción es debido a que tales películas presentaban errores técnicos (tales como películas que son repetidas a la velocidad incorrecta) y debido a la condición deteriorada de muchas películas mudas (muchas grabaciones existen solamente gracias a las copias de la segunda o aún tercera generación que fueron hechas, debido a que el filme original estaba ya dañado y descuidado).

viernes, 5 de febrero de 2010

Las investigaciones sobre los orígenes de la música en la prehistoria son parte de las competencias de los arqueo-musicólogos, quienes estudian todos los objetos sonoros encontrados en las excavaciones arqueológicas.
Los hombres prehistóricos utilizaban instrumentos musicales pertenecientes a las cuatro familias que actualmente se conocen. Existen varias teorías sobre los motivos del surgimiento de la música: la necesidad de comunicarse a través de la distancia. La magia puede ser un origen para la música, con los cantos y danzas de los hechiceros.
Los estudios de música prehistórica se ayudan con la musicología comparada para llenar los faltantes, comparando la música de lo pueblos primitivos de la actualidad, con la que hipotéticamente habrían realizado las culturas prehistóricas
Los orígenes exactos de la música son desconocidos, debido a que durante mucho tiempo no se emplearon instrumentos, sino la voz humana o la percusión, ya sea corporal o de los elementos del entorno, los cuales no dejaron huellas arqueológicas.
Las teorías más sostenibles plantean la aparición de la música en una etapa simultánea a la aparición del lenguaje. Ya que las diferentes expresiones lingüísticas constituyen formas de música (diferentes modulaciones o interpretaciones del lenguaje). O sea que la música habría surgido de las variantes de los sonidos del lenguaje.
Charles Darwin tenía una teoría en que explicaba el origen de la música como invitación amorosa, semejante a la de los animales. Aunque su teoría no cuenta con apoyo.

• La música paleolítica: en este periodo se la consideraba un recurso mágico, que servía para los rituales de cacería.

• En el neolítico: la sedentarización de ciertos grupos humanos plantea los espacios de ocio, los cuales pueden amenizarse con la música por medio de cantos y danzas.
Instrumentos de la música en la prehistoria:
En la naturaleza propiamente dicha, o en las actividades cotidianas es posible encontrar música. Golpeando dos piedras o cortando un árbol, se obtenía un sonido rítmico.
Se han encontrado entre los restos arqueológicos, instrumentos de las cuatro familias: idiófonos (palos, sonajas, raspadors, maracas de calabaza, xilófonos, etc), membranófonos (tambores, mirlitones),cordófonos (toda la variedad de arcos), aerófonos (flautas, silbatos, cuernos y caracolas). Todos estos instrumentos continúan utilizándose.
Las formaciones de estalactitas y estalagmitas de las cavernas, producen sonoridades diversas, al golpearlas con la mano, una madera o hueso.
Un ejemplo de la música en la prehistoria son los rombos volantes, instrumentos de hueso, madera, u otros materiales, que se ataban con una cuerda y se giraban en el aire, hasta producir un zumbido característico. Aún persisten estos instrumentos en algunas tribus africanas, en la India o en Australia.

¿que es una bandasonora?

Banda sonora
Técnicamente banda sonora (término también conocido como banda sonora original) es la parte de sonido completa y el resultado de la edición de diferentes pistas de sonido, ya sean diálogos, sonidos y música de una obra o el acompañamiento paralelo. Normalmente, y con raras excepciones, el término alude solamente a la música de una película o a la comercialización de los temas musicales de una obra como videojuegos, programas de televisión y radio. Desde un punto de vista musical, se entiende como banda sonora aquella música tanto vocal como instrumental compuesta expresamente para una película, cumpliendo con la función de potenciar aquellas emociones que las imágenes por sí solas no son capaces de expresar. Compositores famosos de bandas sonoras son Ennio Morricone (El bueno, el feo y el malo, La misión, Cinema Paradiso...), John Williams (Tiburón, La guerra de las galaxias, Indiana Jones...) o Hans Zimmer (El Rey León, Gladiator, las tres secuelas de Piratas del Caribe...).
La banda sonora de una película en su sentido físico puede ser de dos tipos: magnética u óptica. En el primer caso, una o varias bandas de grabación magnética discurren por los bordes de la tira de película. Al ser leídas estas líneas por un aparato en sincronía con la proyección, se generan los sonidos de manera similar a como lo haría un lector de cassettes. En el caso de las bandas sonoras ópticas, se trata de zonas de oscuridad y luz en uno o dos lados de la cinta de la película. Las distintas intensidades de luz, se convierten luego en impulsos eléctricos creando el conjunto de la banda sonora.
También se utilizan, aunque no tan frecuentemente aún, sistemas de sonido digital, basados en puntos sobre la película que se convierten por diversos métodos, algunos todavía experimentales, en sonido.
Banda sonora

Técnicamente banda sonora (término también conocido como banda sonora original) es la parte de sonido completa y el resultado de la edición de diferentes pistas de sonido, ya sean diálogos, sonidos y música de una obra o el acompañamiento paralelo. Normalmente, y con raras excepciones, el término alude solamente a la música de una película o a la comercialización de los temas musicales de una obra como videojuegos, programas de televisión y radio.

origenes de la musica en el cine

El concepto de música tiene muchas acepciones, pero la que más se acerca a su significado es la del arte de combinar los sonidos en una sucesión temporal. Es una de las artes más valoradas por la sociedad y es la que más presencia tiene en el desarrollo de nuestra vida diaria.
En el mundo occidental la música tiene sus raíces en la Grecia antigua donde la música aparece como un fenómeno ligado a la necesidad del hombre de comunicar sentimientos y vivencias. La música coral era el elemento básico en la educación de los jóvenes espartanos y era un elemento fundamental dentro de las tragedias griegas.
Era una época en la que predominan los elementos rítmicos sobre los melódicos y la voz humana tenía una clara primacía sobre los instrumentos. Éstos eran pocos y no demasiado variados; sin embargo, se conocían ya instrumentos de viento, como la flauta de Pan, y de cuerda como las cítaras o arpas.
Los griegos también fueron los primeros en imaginar, en el siglo VI a.C., un sistema de notación relativamente conciso, que utilizaba como signos los caracteres de un alfabeto arcaico, rectos, invertidos o inclinados, según respondieran al sonido natural, a un semitono o a la elevación de un cuarto de tono.





MIGUEL MACIAS ;)
Orígenes de la música en el cine.

Anteriormente al cine sonoro ya existía el sonido en el cine. Los cineastas y proyectistas se habían preocupado de ello, pues el cine nace con voluntad sonora. En las primeras filmaciones cortas en que aparecen actores y actrices bailando, el espectador no oye la música, pero puede observar sus movimientos. Por otra parte, rara vez se exhibían las películas en silencio. Los hermanos Lumiére, en 1897, contrataron un cuarteto de saxofones para que acompañase a sus sesiones de cinematógrafo en su local de París y hubo compositores de valía, como Saint-Saéns que compusieron partituras para acompañar la proyección de una película. Músicos y compositores tenían en el negocio del cine mudo una fuente de ingresos. No sólo la música, también los ruidos y acompañamiento tenían cabida en el cine mudo, por lo que algunos exhibidores disponían de máquinas especiales para producir sonidos, tempestades o trinar de pájaros. Cierto es que este sistema era solamente posible en grandes salas, en ciudades o lugares de público pudiente, y escasamente podía apreciarse en pueblos o lugares alejados. Todos los instrumentos eran válidos para hacer música en el cinematógrafo aunque el piano (y la pianola) era normalmente el más apetecido.
Algunos experimentos habían demostrado que las ondas sonoras se podían convertir en impulsos eléctricos. En el momento en que se logró grabar en el celuloide esta pista sonora, se hizo posible ajustar el sonido a la imagen, y por lo tanto hacer sonoro el cine.
Thomas Alva Edison, uno de los inventores del cinematógrafo, había conseguido grabar la voz humana en su fonógrafo en el año 1877. No fue el primero, ya que Muybridge gravó la progresión del galope de un caballo en 1972. Estos dos precursores sientan las bases de los inventos posteriores. En el caso del cine, el problema que no se conseguirá solucionar de manera rentable y eficaz hasta después de la Primera Guerra Mundial será la sincronización de sonido e imagen.
En el año 1893, el físico francés Démeny inventó lo que se llamó fotografía parlante. Charles Pathé, uno de los pioneros del cine, combinó fonógrafo y cinematógrafo, llegando a fabricar unas 1900 películas cantadas. Y también en la misma época, Léon Gaumont desarrolló un sistema de sonorización de films parecido, que presentó en la Exposición Universal de París de 1902. Otros inventos posteriores, el de Eugène Lauste y el de Messter Baron y Ruhmer, en la segunda década del siglo XX, son importantes como primeros experimentos, pero no llegaron a buen término a causa de la mala calidad del sonido resultante o problemas con la sincronización.
Así, en 1918, es patentado el sistema sonoro llamado TriErgon, que permitía la grabación directa en el celuloide. Pero no será hasta el año 1922 que Jo Engel, Hans Vogt y Joseph Massole presentan el primer film, Der branstifer, que lo utiliza incorporando las aportaciones del ingeniero norteamericano Lee de Forest. El sistema que usan estos alemanes dará lugar al llamado Movietone, que será utilizado por la Fox antes de la estandarización y al llamado Tobis Klangfilm.
En 1923, el ya mencionado Lee de Forest presenta su invento definitivo y establece las bases del sistema que finalmente se impuso. El Phonofilm resolvía los problemas de sincronización y amplificación del sonido, porque lo grababa encima de la misma película. A pesar del éxito logrado con la proyección de una secuencia de The Covered Wagon, la falta de financiación postergó la implantación del invento hasta el año 1925. Los empresarios que dominaban el sector no creyeron en él en aquel momento, porque la adopción del sonoro implicaba una fuerte inversión, ya que había que adaptar los estudios y todas las salas de proyección.
En 1925, la compañía Western Electric decide apostar por Lee de Forest y, en el año 1926, se inició la producción bajo la tutela de la Warner Brothers que, con esta apuesta, pretendía superar una mala situación económica. Y así ese año presentaban cinco cintas en que la imagen convivía con el sonido gracias al sistema Vitaphone de sincronización disco-imagen. Éstas consistían en un discurso de William Hays, una pieza interpretada por la New York Philarmonic Orchestra, una pieza de violín tocada por Mischa Elman, una audición de la cantante Anna Case y la película de Alan Crosland, Don Juan, con John Barrymore como protagonista y en la que se había añadido una partitura interpretada por la orquesta antes citada.