domingo, 7 de marzo de 2010

La música en el cine mudo


La primera película sonora de la historia es El cantor de jazz, de 1927, con banda sonora de Louis Silver. Pero ¿cómo era el cine desde 1898 -año de su nacimiento- hasta que irrumpió el sonido? Pues para empezar el proyector hacía muchísimo ruido y un señor iba leyendo los títulos, para quien no supiera leer. La música resultó perfecta para contrarrestar estos ruidos y para llenar los silencios que había. Las salas tenían su pianista o un fonógrafo y a veces recurrían a la orquesta en días de estreno
Las salas de proyección de los cines nunca fueron lugares silenciosos: el ruido del proyector (a veces, estruendoso) o las expresiones del público, formaban parte obligada del espectáculo. También se oía la voz del explicador de películas, que (megáfono en mano) leía los títulos, para que los espectadores analfabetos pudiesen seguir el argumento de la película. Así pues, desde el principio se incorpora la música, en un intento de neutralizar todos estos ruidos.
La música también se incorpora al primitivo cinematógrafo con otra doble finalidad, llenar el vacío que produce la ausencia de palabras y, cómo no, crear un ambiente que hipnotizase al público.
Así pues, ya desde la histórica sesión Lumière de 1895 en la que nació oficialmente el cine, la música formó parte indisociable de dicho espectáculo, aunque éste fuese mudo. La razón de que el cine ilustrado musicalmente sea más antiguo que el hablado es sencilla: adaptar un acompañamiento musical en vivo es algo mucho más fácil que grabar y sincronizar la palabra hablada con las imágenes.
Lo más habitual era que las salas de cine mudo contasen para la exhibición de sus películas con unos efectivos musicales. Las salas más modestas contaban con un fonógrafo o un pianista. En otros casos, tenían una orquesta sinfónica o un coro, que se situaba detrás de la pantalla. También era muy frecuente que estos efectivos se alternasen: una orquesta acompañaba la película el día del estreno, mientras que el resto de los días ésta se proyectaba con un acompañamiento musical más modesto. En España tenemos constancia de que en ciertas películas de corte regional como Carmiña, flor de Galicia, se incorporaban espectáculos musicales.

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